Por qué un país donde la aplicación de las leyes es una quimera de “asigún”, que va y viene según la víctima, sus calidades y colindancias; país que roza el límite de su capacidad de endeudamiento y sigue “en sus quince” como Juancito; con un modelo de producción estancado en exenciones parasitarias incapaz de generar empleos de los de a de veras; por qué un país, ya digo, con las calles tomadas impunemente por una delincuencia que ha convertido al ciudadano en un preso de la desconfianza de sus temores, ¡Ay!; país donde 24 meses después de iniciado un Gobierno nada ha pasado en la lucha contra una corrupción que la auditoría visual social denuncia y condena sin sentencia; donde ha faltado voluntad política para poner orden imponiendo la ley; en un país así, cómo explicar que la popularidad del presidente de la República supere a la de su propio partido, a las Iglesias, los medios de comunicación, y que incluso supere la popularidad del inventor del Viagra y las tardes de Juan Dolio, (que es mucho decir).
¿Por qué? Veamos:
El hombre es el estilo. Danilo Medina no es simpático, más bien diríamos que es tímido. No es un orador de barricada ni un intelectual conceptuoso capaz de dormir a una serpiente; pero Danilo Medina es un hombre humilde, a quien se le escapa la decencia sin querer. A Medina, la humildad se le escapa de su rango y su poder. Su humildad, sencillez, bonhomía e interés en los pequeños detalles son su mayor fortaleza, y sus asesores no han hecho más que explotarlas. De ahí han venido los encuentros con la gente humilde, donde es más que notorio que no hay pose sino acomodo, el mandatario se siente cómodo entre los pobres, y no tiene que hacer ningún esfuerzo para convencernos de que es así.
El arte de saber escuchar. Saber escuchar… y rectificar en un país de sordos y arrogantes, justo en tiempos en que cada día más el poder ciudadano gobierna en las redes. El caso Barrick Pueblo Viejo, Bahía de Las Águilas, la búsqueda del consenso en torno a la Ley de Naturalización, son solo algunos ejemplos de los beneficios políticos de gobernar “con el oído puesto en el corazón del pueblo”, -rectificando si fuera necesario- con la humildad de los grandes.
La estrategia de barrer pa’ dentro. Con esa estrategia, Medina ha logrado neutralizar a radicales opositores a los Gobiernos del PLD, y para colmo de bienes, enemigos feroces y terribles de Leonel Fernández, su adversario al interno del partido morado. Esto le ha reportado unos invalorables beneficios políticos y mediáticos a su Gobierno y su popularidad “que podemos leer en crónicas y opiniones que con frecuencia reducen 12 años de Gobiernos peledeístas al nombre de Leonel Fernández, como si las luces y las sombras de 14 años de Gobierno no pertenecieran también al todopoderoso Comité Político”.
La educación es un arma cargada de presente. La quinta razón de la altísima popularidad presidencial podía ser la primera. Gabriel Celaya decía que la poesía es un arma cargada de futuro, pero no, la poderosa arma del presente y el futuro para vivir y dejar vivir, para crecer y llegar a ser alguna vez un ciudadano de la polis y la civilización no es la poesía sino la educación. El presidente ha asumido la inclusión social y la lucha contra la inequidad como buque insignia de su Gobierno, y todo eso comienza por la educación. Pero además, ha desmontado el viejo mito de que la inversión en Educación no es rentable políticamente. La puesta en ejecución de la Jornada de Tanda Extendida (JTE), o el plan “Quisqueya aprende contigo” y sus historias de tierna inclusión y justicia social bastarían por sí solas para explicar la popularidad presidencial.
La ñapa. Y si algo me faltaba para convencerlos, muy orondo me acaba de llamar el ministro del asunto, Carlos Amarante Baret para, ante mis viejos reclamos por el establecimiento de la JTE, darme la buena nueva de que en el año escolar que se inicia el lunes, más de 800 mil estudiantes (cerca de una tercera parte del total) estarán ya bajo su manto de ocho horas de clase diarias de la bendita Jornada de Tanda Extendida. Por esto es tan alta la popularidad del presidente Danilo Medina.
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