Desde la Butaca 3
Mariano de Jesús García Lizardo
18 de marzo, 2019
Mariano de Jesús García Lizardo
18 de marzo, 2019
Nada ni nadie escapa a su naturaleza
¿Por qué el alacrán mordió la espalda de la ranita, que lo cruzaba del río, por encima de su propia voluntad agradecida? Por el peso de su naturaleza.
¿Por qué “auyama no pare calabaza”? Porque su naturaleza se lo impide.
¿Por qué las injusticias y exclusiones sociales? Porque la injusticia y la exclusión son consustanciales con el Sistema político imperante en la República Dominicana.
Por naturaleza, de los sistemas, sean naturales o humanos, se reproducen y su fin es perpetuarse. Por mucho que usted le buque la vuelta, el sistema socioeconómico-político vigente –como todo sistema-, se reproduce y lucha por vivir por los siglos de los siglos.
Ningún indicador se advierte en nuestro país, como, para que pueda uno afirmar que se está atentando contra la injusticia y la exclusión. Todo lo contrario: Los grupos de presión que han aparecido y los “nuevos partidos” o “partidos emergentes” han resultado un fiasco en el orden del pensamiento y en el plano metodológico. Alimentando al sistema.
Mientras esto es así, el statu quo, se nutre permitiendo ciertas concepciones a sus víctimas: Soñar con un hijo pelotero o el muchacho con llegar a ser pelotero, embriagarse con el sofisma del “emprendedurismo”, dormirse en la “posibilidad” de una “oportunidad”- tal vez la de pegarse como reguetonero-, envilecerse con “métodos fáciles” de acomodación económica. Creerse “superado y rico”, renegando sus orígenes, al pasar de la tabla rasa de la miseria al lindero superior de pobreza.
El statu quo se nutre de “Organizaciones No Gubernamentales” asistencialistas y alienantes, falsamente desarrollistas, acomodadoras del sistema. Estas juegan un rol fundamental en la perpetuación del orden establecido: Son morfinas inyectadas en el cuerpo social.
En fin, el sistema dominante (el nuestro), tiene sus sicarios: para desanimarte, para calmarte, para ofrecerte un lugar, para hacerte creer que las cosas van mal porque tú estás fuera (porque le hemos dejado esto a los malos)…entonces, tienes culpa de la situación. El sistema, te pone a dudar de ti mismo y de tus principios, te resigna. Y si tu desobediencia se vuelve irremediable, el sistema (el nuestro), te desacredita, te vilipendia y te mata (aunque respire). Y no hay de otra… esa es su naturaleza.
¿Por qué “auyama no pare calabaza”? Porque su naturaleza se lo impide.
¿Por qué las injusticias y exclusiones sociales? Porque la injusticia y la exclusión son consustanciales con el Sistema político imperante en la República Dominicana.
Por naturaleza, de los sistemas, sean naturales o humanos, se reproducen y su fin es perpetuarse. Por mucho que usted le buque la vuelta, el sistema socioeconómico-político vigente –como todo sistema-, se reproduce y lucha por vivir por los siglos de los siglos.
Ningún indicador se advierte en nuestro país, como, para que pueda uno afirmar que se está atentando contra la injusticia y la exclusión. Todo lo contrario: Los grupos de presión que han aparecido y los “nuevos partidos” o “partidos emergentes” han resultado un fiasco en el orden del pensamiento y en el plano metodológico. Alimentando al sistema.
Mientras esto es así, el statu quo, se nutre permitiendo ciertas concepciones a sus víctimas: Soñar con un hijo pelotero o el muchacho con llegar a ser pelotero, embriagarse con el sofisma del “emprendedurismo”, dormirse en la “posibilidad” de una “oportunidad”- tal vez la de pegarse como reguetonero-, envilecerse con “métodos fáciles” de acomodación económica. Creerse “superado y rico”, renegando sus orígenes, al pasar de la tabla rasa de la miseria al lindero superior de pobreza.
El statu quo se nutre de “Organizaciones No Gubernamentales” asistencialistas y alienantes, falsamente desarrollistas, acomodadoras del sistema. Estas juegan un rol fundamental en la perpetuación del orden establecido: Son morfinas inyectadas en el cuerpo social.
En fin, el sistema dominante (el nuestro), tiene sus sicarios: para desanimarte, para calmarte, para ofrecerte un lugar, para hacerte creer que las cosas van mal porque tú estás fuera (porque le hemos dejado esto a los malos)…entonces, tienes culpa de la situación. El sistema, te pone a dudar de ti mismo y de tus principios, te resigna. Y si tu desobediencia se vuelve irremediable, el sistema (el nuestro), te desacredita, te vilipendia y te mata (aunque respire). Y no hay de otra… esa es su naturaleza.
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