domingo, 19 de octubre de 2014

DESDE LA BUTACA 3 MOCA, PAÍS…HISTORIA Y CAMBIO…

Mariano García

DESDE LA BUTACA 3
MOCA, PAÍS…HISTORIA Y CAMBIO…
Siempre he pensado en la desmemoria histórica. Con Eduardo Galeano confirmé lo que pensaba cuando leí de él: “…la historia oficial roba la memoria y la cultura formal roba la palabra” ¡Somos desmemoriados mudos!
Los pueblos de América Latina, el pueblo dominicano incluyendo la patria chica –Moca-, tienen su historia, pero, se le impone una parecida a un libro que, carcomido por la polilla ha perdido su consistencia e integridad y habría que restaurar sus hojas roídas para tener el contenido completo.
El contenido tachado por la polilla representa la potencialidad transformadora de la historia y la aspiración real y efectiva de los pueblos, que no siempre coincide con las “ambiciones” de sus “héroes”.
Ahí está el asunto, el proceso histórico es un acumulado complejo y contradictorio, que expresa en todo momento una tensión permanente entre pensamientos y acciones revolucionarias y liberadoras frente a pensamientos y acciones conservadoras, autocráticas, exclusivas y opresoras.
En ese contexto, la memoria y el olvido viven enfrentados. Pero el olvido cuenta con el favor del Poder en todas sus manifestaciones; mientras la memoria, con la, a veces, cansada voluntad del pueblo. De modo que será necesario invertir la posesión del Poder para que la memoria domine, y de la resistencia de la memoria depende la inversión.
Es misión de los investigadores de la historia, de los maestros de historia, procurar nuevas fuentes y profundizar en las exploradas, para aportar una columna a la edificación de nuestra memoria histórica y la verdadera historia.
¿Cuál es la verdadera historia?
• Es aquella en la que los hombres no se presentan como los únicos y lo ocurrido como lo absolutamente posible, pues los contemporáneos de los “protagonistas” y testigos de “lo ocurrido”, saben mejor que nadie que los protagonistas pudieron ser otros y que lo acontecido no era la única posibilidad histórica.
• Es la que anuncia y denuncia. Anuncia las aspiraciones de los pueblos, los cambios posibles a partir de los sucesos provocados, los caminos y metas a dónde debieron dirigirnos estos sucesos. Denuncia la manipulación y la distorsión de las aspiraciones del pueblo, los protagonismos auto otorgados o adjudicados con malicia. En este sentido, la historia y el historiador mismo, combaten en una guerra con múltiples y variados enemigos responsables de que no identifiquemos con certeza nuestros orígenes, de que no nos hayamos encontrado y reencontrado como pueblo dominicano, especialmente como un verdadero pueblo mocano, de que seamos lo que somos y no sepamos porqué somos lo que somos. Responsables de las trabas que nos han impedido ser lo que debemos y podemos, y ver realizados los anhelos por los que luchamos.
Moca dispone de una riqueza histórica extraordinaria, pero apegados a la tradición, nos la han transmitido selectivamente carcomida o como un acopio de legajos novelescos, inútiles para causas reales y mucho menos transformacionales. Se nos presentan los héroes como “ángeles” o “machos muy bien dotados” que el pueblo desde las aceras y los balcones simplemente siempre festeja, y a los contrarios como seres desconocidos, cobardes o malvados que el pueblo desde las mismas aceras y los mismos balcones, simplemente desprecia. En uno y otro caso, el pueblo se reserva a la expectación.
Cuando el investigador llega al fondo del trabajo encuentra que eso no es así, el inventario del botín que Moca exhibe en el orden histórico, así como de riqueza cultural, no sólo existe por el esfuerzo de los “héroes oficiales”, sino también, por el de una comunidad anónima, que a veces, bajo la condición de sierva de aquellos “héroes”, es la que ha realizado la labor de albañilería y carpintería en el edificio de la historia.
Es cierto, que el pueblo dominicano como el mocano particularmente, en su momento, han sido relegados de la construcción de proyectos necesariamente comunes. En esa verdad tiene su origen la duda sobre las intenciones de algunos “héroes”, los cuestionamientos conocidos y los que se callan por amistad o parentesco y más que todo por intereses. Ahí se origina, el qué muchos de nuestros “héroes” no son héroes del pueblo y se reducen a heraldos de familias, de grupos e intelectuales o políticos bien aprovechados, también del fracaso de muchas causas, las cuales, juzgadas a priori, aparentan nobles y trascendentes.
Todo esto ha tenido consecuencias graves, verdaderos héroes quedan reducidos y olvidados, otros aparecen compartiendo los altares con los antihéroes.
Un ejemplo palpable de esta gran verdad en la historia nacional lo constituye Ciriaco Ramírez, precursor de la dominicanidad, quien apenas se conoce, mientras que Juan Sánchez Ramírez, hatero españolizado que pilotó la Reconquista en 1808, es homenajeado con una provincia que lleva su nombre. Fernández Domínguez y Caamaño, forjadores del movimiento constitucionalista de 1965, el primero, y jefe militar constitucionalista de la Revolución de Abril, el segundo, “compiten” con Imbert Barreras, mercenario criollo a la orden de los Estados Unidos, o el genocida Jefe del CEFAS, Elías Wessin y Wiessin. Más, todavía, se silencian los métodos de la acumulación originaria de algunas fortunas materiales y los aplicados por ciertas familias y grupos para reservarse “el poder social” sempiternamente.
Como pueblo, Moca no ha escapado a esta situación. Así las cosas, tal como lo afirma BenjamínWalter: “La imagen verdadera del pasado pasa de largo velozmente. El pasado sólo es atrapable como la imagen que relumbra, para nunca más volver, en el instante en que se vuelve reconocible. Si es auténtica, ello se debe a su fugacidad. En ésta reside su oportunidad única. Precisamente porque esta verdad es pasajera y porque un soplo se la lleva, es mucho lo que depende de ella. La apariencia en cambio espera en su sitio, pues se aviene mejor con la eternidad.
“La verdad no se nos escapará”: esta frase proviene de Gottfried Keller, e indica el punto exacto…, porque la imagen verdadera del pasado es la que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella” (Tesis sobre la Historia y otros fragmentos de Benjamin Walter. Edición y traducción de Bolívar Echeverría. http://www.bolivare.unam.mx).
La desmemoria y el olvido es un trabajo sistemático de la cultura dominante externa y de los poderes fácticos nacionales, así como locales. Tiene su concreción más efectiva en la educación escolarizada usando como focos expansivos los medios de comunicación de masas. En lo que a la escuela se refiere, aún y con todo lo que se ha avanzado en materia de su deber ser, la historia no consigue un espacio pertinente, dignificante, cohesionador y constructivista, pues aún nos debatimos entre contenidos memorísticos “procoloniales o de patriotismo de viejo cuño” y, en muchos casos lo que impera es tanto el vacío de contenidos como la reducción de los espacios para trabajar la historia.
En cuanto a los medios de comunicación, es avasallante el efecto transculturizador en los patrones de consumo y su efecto en la generación de una cultura dependiente. En uno y otro caso, la mayoría de sus actores reproduce la ignorancia y los valores hegemónicos que imponen los poderes fácticos permanentes o temporales.
Investigadores Nuevos, maestros y maestras, asistamos al reto de desaprender las metodologías inducidas, los contenidos inculcados, inquietémonos, vamos escribir, a dialogar la verdadera historia, la historia desnuda, de Moca y del país. ¡La de América Latina! Es la única forma de entendernos como municipalidad, como país, como latinoamericanos. Es la única forma de reencontrarnos y encontrarnos, de reunirnos y ponernos de acuerdo en un proyecto de Municipio y de país, precisados a pensar como latinoamericanos.

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